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Efecto Firefulness

efecto firefulness © Escuela Liberarte

Aquel día, sentada en el viejo sillón con aquel tapizado de cuadros rojos y negros, las luces apagadas y con la única iluminación de aquel tenue fuego que se extinguía sin remedio en la chimenea, creaba uno de los recuerdos más maravillosos y recurrentes de toda mi infancia.

Mientras contemplaba aquellas llamas mi mente navegaba perdida en los gusanos de fuego que devoraban lenta e inexorablemente los restos de los troncos ardiendo con su suave crepitar, invitando al recogimiento, a la paz. La mente vacía de pensamientos, tan sólo la contemplación.

Creo que, desde entonces, siempre me he sentido cautivada por una buena fogata, y me parece, que no soy la única. Siempre que he salido de acampada y hemos hecho un fuego con el que combatir el frío de la noche, los que estábamos a su alrededor hemos terminado en silencio y absortos por la visión de unas llamas que, sin decir nada, lo transmitían todo.

Qué de hipnótico tiene el fuego es una cuestión a la que es difícil responder. Sin embargo, no es sólo el fuego. La lluvia, el mar, la luna, incluso el viento tienen ese mismo efecto en muchas personas. Será, quizás, el hecho de ver una fuerza de la naturaleza que en su estado incontrolado puede causar catástrofes y que tienes ahora a tus pies, manso y obediente como una fiera domesticada, o más bien el poderoso efecto relajante de su sonido, de su luz, del poder de atracción de la madre naturaleza, grandiosa en sí misma.

Lo cierto es que la contemplación de la naturaleza y su obra produce un efecto “firefulness” en el que tu mente se libera por completo de pensamientos, de problemas, de ansiedades y se concentra, únicamente, en la observación de unas llamas que nunca son iguales, y nunca son distintas. Quizá en esa paradoja radique la maravilla de su visión cautivadora, de esa capacidad de vaciar nuestra mente y hacer que liberemos de tensiones nuestra vida, aunque sólo sea por unos instantes; pero son unos instantes esenciales que vives con absoluta plenitud, siendo consciente de cada parte de tu ser.

Metido en una burbuja de paz, te haces plenamente sabedor de cada inspiración y espiración, de cada latido de tu corazón, vives con intensidad esos momentos, como si fueran los últimos porque eres plenitud en ti. Eres consciente de la plena integración con todo aquello que te rodea. Formas parte de una totalidad y lo vives de forma plena.

Podemos usar la naturaleza como medio terapéutico siempre que seamos capaces de alinearnos con sus energías y podamos sentarnos en la ladera de una montaña a, simplemente, observar sin juzgar ni desear. Sólo maravillarnos con aquello que nuestros ojos contemplan.

Conclusión

Sal y haz la prueba. Observa el mundo desde lo alto de un monte, disfruta del suave crepitar de unas llamas, contempla las gotas de lluvia sobre el cristal de tu ventana. Deléitate con el suave mecer de unas ramas movidas por la brisa… deja que tu mente vague libremente entre esas ramas, que se mezcle con esas gotas, que se deje arrullar por el sonido del fuego en su hogar y empieza a vivir intensamente, da los primeros pasos para empezar a sentirte a ti mismo, a ti misma.

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